miércoles, 31 de julio de 2013

A QUIEN PUEDA INTERESAR. EXÚPERY

En el tercer acto de la Espiral y la Sombra, aparece como uno de los protagonistas Antoine de Exupery, al que, desde un principio traté de abordar con el mayor respeto posible y siendo fiel, en la medida de lo posible, a los hechos que acontecieron en su vida, teniendo en cuenta, como es obvio, que se trata de una novela fantástica.
La historia acerca del accidente de avión que sufre en el desierto del Sahara, es totalmente cierta, salvo en lo que concierne a la aparición del anciano. Esta historia se cuenta en la novela de A. Exupery  que en España tiene el título de “Tierra de hombres”  “Terre des hommes”, en su idioma original. Como nota curiosa decir que en USA se publicó con el imaginativo título de “Wind, sand and stars”, vaya usted a saber por qué.
El caso es que la verdadera razón de que incluyera a Exupery en mi novela tiene su origen en Tierra de hombres, más que en el Principito, que a mi humilde juicio y desde un punto estrictamente subjetivo está un pelín sobrevalorada, y es que la vida de Exupery, ya es de por sí bastante novelesca hasta el punto de competir e incluso superar a  su propia obra.


miércoles, 24 de julio de 2013

TODO PREVISTO

Llevábamos meses siguiendo a esos traficantes, sudando en la sombra como espías de una novela negra.
Nos habían dado un soplo y todo estaba previsto, no creo que exista una frase más vacía de contenido, “todo está previsto”.
Recuerdo que los disparos sonaban como cohetes de feria, casi no parecían  reales, pero lo eran. Se suponía que no iban a liarse a tiros, se suponía que todo iba a salir bien, se suponía que “todo estaba previsto”.
Cuando todo acabó los Servicios de Urgencia lo encontraron. Un niño de nueve años había sido alcanzado por un disparo. Yacía boca abajo en un charco de sangre. Junto a él, una bolsa de gominolas desparramadas en el asfalto.
El letrado, era competente y me dijo que no me preocupase. Salí  absuelto.
Lo cierto es que nunca supe si la bala que mató a aquel chaval fue nuestra o de ellos, puede que al final lo averigüe.
El cañón del arma es amargo en mi boca, sabe a grasa y a metal.
“Todo estaba previsto”, pienso. Luego oscuridad…luego…


jueves, 18 de julio de 2013

UN LUGAR MEJOR

Su mirada era fría como el hielo y así me lo pareció la primera vez que me encontré con ese individuo. Ahora un policía se la enseña a mi marido que niega con la cabeza, yo   miro desde lo alto de la sala en la que yace mi cuerpo enchufado a una máquina. No sé por qué, pero mi alma está prisionera en estas cuatro paredes.
Recuerdo el calor de las balas penetrando en mi pecho, luego oscuridad y ahora, esto. Entonces, no sé cómo, hago sonar mi móvil, el mismo que el policía había guardado en una bolsita de plástico como prueba. Lo extrae con cuidado de la bolsa, examina las imágenes y descubre entre ellas la foto de mi asesino, con el arma en la mano, segundos antes de dispararme. Es curioso, no puedo dejar de pensar que jamás le hice esa foto, sin embargo allí está. Esos pensamientos no permanecen, se esfuman al igual que lo hago yo, para ir a otro lugar…eso espero.


miércoles, 17 de julio de 2013

THE WALKING DEAD

Salgo a la calle y los veo, a montones, su hedor me abruma. Deambulan pesarosos e inánimes, con la mirada perdida, muertos en definitiva. Algunos lucen tatuajes y camisas sin mangas, dragones y tribales se enroscan en sus extremidades,  ellos no lo saben, pero forman parte del terrible monstruo del fracaso y la mediocridad que les devora las entrañas, el germen bien alimentado de la ignorancia buscada y querida, sonrisas estultas y manchadas de oro adornan sus caras. Están muertos y no lo saben, no sienten las miasmas de sus almas necrosadas, siguen caminando. Tras ellos, a menudo jóvenes mujeres empujando carritos de bebés, orondas y enfermas avanzan pesadamente tras ellos, como elefantes que se dirigen a su cementerio secreto, las uñas pintadas de colores chillones y el cabello preñado de tinte barato se derrama en guedejas grasientas, también sonríen mientras degluten comida basura y observan a sus otros vástagos berrear y corretear a su alrededor. Alimentando muertos. La horda sigue creciendo.
Veo salir un cadáver gris y anodino con una camisa blanca y una corbata negra, una horca en realidad, una horca que hace tiempo que asfixio su espíritu ahora putrefacto, cientos de ellos le siguen, todos iguales, todos grises, todos muertos.
Los edificios me abruman, me aplastan, son sólo gigantescos ataúdes, llenos a rebosar, como pústulas mefíticas a punto de reventar.
Siguen caminando, por todas partes persiguiendo anhelantes su pedazo de carne podrida, su alimento, algo que les haga olvidar sus no vidas.
Se reúnen en torno a la carroña que les sirven, gruñendo y golpeándose frente al televisor mientras sus héroes corren tras un pedazo de cuero, detrás de un pedazo de carne tan muerta como ellos.
Otros prefieren sumergirse en líquidos somáticos con nombres muy poco exóticos, también se reúnen y gruñen y creen que ríen, aunque en realidad sólo pretenden olvidar sus conciencias momificadas y resecas.
Otros prefieren el humo, gris, negro, oscuro como su patética existencia, quieren perderse, fingir que están vivos, que son algo más que cadáveres ambulantes.
A veces dudo de mí mismo ¿no es acaso mi propio hedor el que huelo?
Aún intuyo un hálito de  vida en mi alma. Creo que es algo más que un recuerdo, puede que tan sólo una tímida brasa, pero ahí está, sin embargo les acompaño en su viaje, camino con ellos ¿acaso soy mejor? Aunque aún no esté muerto, camino con ellos.


martes, 16 de julio de 2013

UN PASADO OSCURO

Hasta hace poco ejercía como abogado en Berlín. Simplemente no pensé que las cosas llegaran a esto. Tras la gran guerra (o al menos lo era, hasta que empezó esta) el país estaba deshecho y claro, los deshechos atraen a los carroñeros. No se podía negar que aquel individuo de ridículo bigotillo de payaso, solo se guiaba por su propio código, pero desde luego, les decía lo que querían oír, resulta que ahora eran la “raza superior”.
Cuando la cosa empezó a ir mal de verdad, yo estaba inmerso en un contencioso, creo que sobre unos inmuebles. Ahora ya no importa. Resulta que mi abuelo era judío. Es curioso, jamás lo supe hasta que ese momento, siempre había creído que era un alemán de pura cepa. Primero me prohibieron ejercer, luego me pusieron un brazalete con una estrella, después vino la mudanza al gueto, y ahora estoy hacinado en un tren. Todo es gris, la lluvia cae, amarga, como zumo de limón, mi destino. Auschwitz.


lunes, 15 de julio de 2013

LA APUESTA

-¡Esto es una tontería!- dijo el hombre.
-Una apuesta es una apuesta.- le contestó su amigo sonriendo.
Todo empezó con aquella denuncia. Solo era un litigio más, hasta que comprobó que el letrado contrario era su amigo. Un juicio de faltas, una simple riña de vecinos en la que cualquiera de sus clientes podían salir condenados, o ambos.
Así que decidieron apostar. Quien perdiera tendría que hacer “algo”.
 Los hechos no estaban muy claros, pero en el juicio su amigo presentó un testigo que le dio la victoria.
Ahora se encontraba en la barcaza de un globo a tres mil metros de altura. Los campos de trigo y las parras de la vendimia eran manchas amarillas y verdes desde allí.
Miró otra vez a su amigo rogando una última oportunidad, éste negó con la cabeza.
Respiró hondo, aseguró las sujeciones del paracaídas, tomó impulso y saltó al vacío.


miércoles, 10 de julio de 2013

A QUIEN PUEDA INTERESAR MOBY DICK, EL HERALDO

El por qué utilicé a la ballena blanca como heraldo o mensajera de la llegada a la isla de San Borondón, como se la conoce por estos lares, no es ni mucho menos casual, las razones son de lo más variadas y absolutamente plausibles, al menos para mí.
Moby Dick es un ser de ficción, una criatura abisal, primitiva, indestructible e inexorable, por lo que decidí que formara parte del universo de la novela en la que existen grietas en nuestra realidad por la que a veces se cuelan “cosas”. En este caso quería que la ballena blanca nadara “literalmente” entre dos mundos, nadara en la fisura sin que pudiera salir de ella, siendo así el heraldo de la isla.
Como es lógico se supone que H. Melville había visto a la ballena porque como ya explica Dogson algunas personas (sobre todo los escritores) pueden ver el otro lado.
Pero Moby Dick es mucho más que eso, es una criatura cuyas materia es el odio, está formada por él. En realidad Moby Dick no es una novela sobre un ballenero obsesionado por cazar a una ballena, es la historia de un hombre que ha sido consumido por el odio de tal forma que no le importa el precio que tenga que pagar para alcanzar una venganza, que en realidad, no es contra la ballena, es contra su alma, contra su cuerpo tullido al que desprecia. De alguna manera, él es Moby Dick, él la ha creado con su odio.
Por otro lado la ballena es a la vez un demonio y una fuerza de la naturaleza ante la cual solo puedes doblegarte, es absurdo odiar al cielo porque llueva.
Todo este trasfondo creo que es el ideal pues establece una analogía con el conflicto entre el anciano y las sirenas, que a la postre se destruyeron a sí mismas por abusar de los dones que éste les mostró. Desde luego sus razones no eran altruistas, pero tampoco perseguían el mal en sí mismas. Siempre es más fácil culpar a alguien que asumir las consecuencias de los errores, puede que finalmente las seiren se odiaran a sí mismas al ver en que se habían convertido, puede que en realidad odiaran al anciano porque era lo único que les quedaba.


Un fuerte abrazo, mis queridos lectores, al filo del Laberinto.

martes, 9 de julio de 2013

A QUIEN PUEDA INTERESAR JOHN MAYBRICK

John Maybrick es uno de los nombres que usa el extraño anciano de mi novela. El por qué de su otro nombre, Dogson, ya fue desvelado y este otro también tiene su historia.
John Maybrick o James Maybrick, fue un adinerado comerciante de telas allá por la convulsa época Victoriana, nacido concretamente en 1838 en el seno de una familia acomodada en Liverpool y fallecido en 1889, presuntamente envenenado a manos de su mujer. En realidad el señor era un consumidor habitual de opio, entre otras cosas, por lo que es probable que el consumo excesivo de esa sustancia fuera la causa de su muerte. ¿Quién Sabe? Tampoco es que tenga mucha importancia ya que su mujercita Florence Maybrick fue juzgada y condenada a la horca por estos hechos, aunque su graciosa majestad la reina Victoria la indultó, permaneciendo en prisión hasta 1904.
Pero la verdadera razón de este nombre estriba en que Maybrick tiene el dudoso privilegio de contarse entre la lista de sospechosos de ser Jack el destripador. El hecho de que me decidiera por éste fue fundamentalmente porque apareció un diario del puño y letra de J.Maybrick en el que describía, con todo lujo de detalles, los asesinatos de White Chapel.
El tema del diario me daba juego, ya que en realidad, aunque se hace alusión a un diario de Jack el destripador en la novela, no se especifica que fuera de Lewis Carroll o de James Maybrick, simplemente se habla del diario de Jack el destripador.
Como es obvio, han corrido ríos de tinta en torno a la figura de Jack y existen defensores y detractores sobre las distintas autorías. Lo cierto es que a día de hoy no se sabe a ciencia cierta quién demonios fue Jack y mucho menos sobre la veracidad de los diarios.
El  señor Dogson, sí que lo sabe, pero le gusta jugar al despiste.
Nosotros no lo sabremos jamás, pero, mis queridos lectores, siempre es mejor agitarse en la duda, a descansar en el error.

Un abrazo, al filo del Laberinto.