lunes, 25 de marzo de 2013

LA MALDICIÓN




De un tiempo a esta parte, los escritos me dan alergia y eso es mucho decir para un abogado. Miro las teclas de mi ordenador con recelo, ellas permanecen quietas, alineadas como soldados a la espera de una orden para atacar, hieráticas en su muda declaración de guerra.
Los elegantes libros de lomos de piel son testigos mudos de mi angustia y desazón.
Yo antes acometía  demandas y denuncias con la gallardía de un caballero andante, sin miedo, golpeando implacable con la fuerza de mi pluma y ahora…Aquí estoy tembloroso y asustado.
Jamás debí solicitar prisión para el hijo de aquella vieja gitana, ahora le recuerdo con claridad a la salida del juzgado, su cara arrugada y sus manos huesudas y repletas de anillos, haciéndome el signo del mal de ojo.
Estoy maldito.

lunes, 18 de marzo de 2013

LA PALABRA




Después de tanto tiempo, he sido yo, Anur, el Fenrith, el que ha encontrado la palabra perdida.
¿Cuantas guerras?  Más que estrellas hay en el cielo.  ¿Cuanta sangre derramada?  Como para llenar cien océanos.
Al final del pasillo de piedra puedo verla, suspendida en el aire con un brillo intenso, pero a la vez cálido.
Rozo la luz con la punta de mis dedos y  la palabra resuena en mis oídos,  en mi alma.   Al fin podría llevar la paz a todas las criaturas, el entendimiento,  la bondad  sin límites que contenía aquella palabra.
Lástima que ya no quede nadie para oírla.

miércoles, 13 de marzo de 2013

DESTIERRO




El grave ronroneo de los cohetes que aterrizaban y despegaban del espacio-puerto  me distrajo por un momento de  la vehemente e inútil verborrea de mi letrado. Mi delito era inapelable, pero aquel impertinente leguleyo se había empecinado en defenderme.
Su retórica me sumió en una profunda modorra, perdiéndome en mis propios pensamientos. Siempre me había sentido como un espía, con la nariz pegada a las cúpulas acristaladas que nos separaban del vacío del espacio, observando lo que un día había sido el hogar de la raza humana, observando esa bola azul y blanca, suspendida en la fría infinitud del universo.
Nadie había vuelto a hollar los caminos de la herida y vetusta Gea, desde “El Pulso”. Nadie, excepto los condenados.
-¡Tiene algo que alegar en su defensa!- me instó su Señoría, sacándome abruptamente de mis reflexiones.
-No.-contesté.
- Dictaré pues la sentencia “in voce” ¡Le condeno al destierro!- dijo el Juez solemnemente.
Yo giré la cabeza y miré a mi abogado, que tenía una expresión en la cara que se me antojó bastante estúpida.
No pude evitar pensar en por qué le llamaban “destierro” si, en realidad volvía a la Tierra. Poco a poco una sonrisa involuntaria se fue dibujando en mi cara, derramándose al fin en sonoras carcajadas que resonaron por toda la sala.

viernes, 8 de marzo de 2013

INTELIGENCIA ARTIFICIAL


A veces echaba de menos mi condición humana. Se suponía que todos esos sentimientos y emociones deberían haber sido borrados de mi conciencia antes de volcarla en la red, pero yo recordaba el olor a papel rancio de los legajos, mis primeros años de pasantía, recordaba el pichón estofado con patatas que preparaba mi mujer, las cacerías con mi padre, e incluso las huelgas de profesores en la Universidad. Sin embargo, no logro recordar mi nombre. Ahora soy una Conciencia Artificial Virtual. Me asignan diariamente más de dos mil juicios a lo largo de la enormidad de la red. Defiendo asesinos y simples infractores por igual. Soy capaz de procesar más de mil artículos por segundo en setenta y cinco Sistemas Legislativos diferentes. A pesar de todo, aun tengo pesadillas.