Yo miraba al teclado pensando que aquel litigio era el más
extraño que había llevado jamás. Mi cliente acusaba a su mujer de haber
incendiado todas sus parras justo antes de la vendimia. Al
parecer, se había subido a un globo y había rociado de gasolina los árboles,
para luego prenderles fuego. Cuando cursé la denuncia no pude evitar
preguntarle a mi representado una cuestión que no terminaba de encajar. No
había móvil. Su matrimonio no marchaba mal, si bien era cierto que, según sus
palabras, su mujer era muy temperamental, sin embargo aquel incendio les perjudicaba a ambos.
- ¿Cómo esta tan seguro de que fue su mujer? Desde el globo
no pudo verla.-le dije.
-Sé que era mi mujer porque en el globo había escrito TE AMO
en letras enormes.-
-¿Y?- respondí yo sin entender nada.
-Verá señor letrado, mi mujer sabe que sólo había algo que
amaba tanto como a ella, y eran mis parras.-
El móvil habían sido los celos.
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