El diseño del androide de asistencia jurídica gratuita era tan eficaz como anodino. Sus líneas
sinuosas y su brillante acabado metálico eran señales estudiadas para inspirar
confianza. La mujer posó su vista sobre
su abogado con una expresión entre cansada y triste. Nunca había terminado de
entender porque el gobierno había puesto la justicia de los menos favorecidos
en manos de las máquinas.
Tras examinar la documentación y las pruebas en apenas 15
segundos, el robot levantó la cabeza, mientras una luz verde titilaba en su
frente.
-Todo listo para la Vista. Procedimiento.
Lesiones. Personación en quince días. Pruebas procesadas.
Probabilidad de éxito sesenta y cinco por ciento.-
Mientras la mujer volvía a su casa, con el cuerpo y el alma
amoratados, no pudo evitar pensar que aquella máquina podía procesar leyes,
pero nunca sabría lo que es el dolor, el
amor o la pérdida, nunca sabría lo que es la Justicia.
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