lunes, 15 de julio de 2013

LA APUESTA

-¡Esto es una tontería!- dijo el hombre.
-Una apuesta es una apuesta.- le contestó su amigo sonriendo.
Todo empezó con aquella denuncia. Solo era un litigio más, hasta que comprobó que el letrado contrario era su amigo. Un juicio de faltas, una simple riña de vecinos en la que cualquiera de sus clientes podían salir condenados, o ambos.
Así que decidieron apostar. Quien perdiera tendría que hacer “algo”.
 Los hechos no estaban muy claros, pero en el juicio su amigo presentó un testigo que le dio la victoria.
Ahora se encontraba en la barcaza de un globo a tres mil metros de altura. Los campos de trigo y las parras de la vendimia eran manchas amarillas y verdes desde allí.
Miró otra vez a su amigo rogando una última oportunidad, éste negó con la cabeza.
Respiró hondo, aseguró las sujeciones del paracaídas, tomó impulso y saltó al vacío.


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