martes, 16 de abril de 2013

EL ERROR


Tendría que reparar esos paneles pensaba Jonas, aunque el apretar unos cuantos tornillos no cambiaría nada, había errores que no tenían solución. ¿Cómo habían llegado a aquello? ¿Cómo habían permitido que pasara?
La vieja Tierra se moría. El hecho de no pertenecer a ningún lugar era extraño, triste.  Era como ser un exiliado de su propia condición humana. Había algo macábramente paradójico en el hecho de que durante tanto tiempo, el hombre hubiera mirado a la luna con cierta nostalgia romántica. Ahora era al revés, tras los cristales de seguridad de la Estación lunar Jonas observaba la otrora esfera azul y blanca, ahora gris y pardusca, desplazándose quejumbrosa por su órbita ancestral. Herida y mutilada, la vieja Gea continuaba avanzando terca y extenuada. Girando y girando.
Mientras las lágrimas inundaban sus ojos, Jonas siguió apretando tornillos.

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