viernes, 3 de mayo de 2013

RUBOR

Entonces reconocí a la mujer de la fotografía. Como olvidarla, después de esa noche. Con los dieciocho recién cumplidos ya había tenido otras experiencias sexuales, pero no como aquella.
Aquella mujer me hizo descubrir lo que significaba realmente el sexo, hasta el punto de que lo anterior, me parecía ahora insulso, atropellado, adolescente.
Mi amigo hacía chascarrillos sobre las demás fotos en las que aparecíamos, sacando la lengua en un concierto de Iron Maiden en unas, y con latas de cerveza sobre la cabeza, en otras.
No pude contener más mi curiosidad y le pregunté, distraídamente, que hacía aquella mujer en su álbum de fotos.
-Es mi madre.- contestó mi amigo sin darle importancia.

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